Tú vete a la montaña que estarás más fresquito...

Eso me decía todo el mundo, que allí las temperaturas son más bajas y se soportan mejor los calurosos días veraniegos. Y yo, obediente que soy, ahí que me planté con mi familia cual pino en pleno monte.

Había una paz...

Una tranquilidad...

(Mi primo Rodrigo admirando las imponentes vistas)

(Aquí el tío Fulgencio fotografiándose con un cactus.... Lástima de aquel inoportuno estornudo... O_ô Tranquilos, ya ha salido del hospital...)

(Unas setas que nos encontramos por el camino. Como no tenemos ni idea de setas no sabíamos si eran comestibles pero nos entraron bastantes ganas de darles un mordisquito)

Estuvimos unos cuantos días fundiéndonos con el paisaje.

Disfrutando de las maravillas de la naturaleza.

Hasta intentamos escalar un pequeño monte con escaso éxito. Estaba demasiado empinado...

(Unos lugareños muy amables nos regalaron unas pocas zanahorias)

Y no voy a negar que se respiraba mejor lejos de la contaminación de la ciudad pues estás rodeado de vegetación por doquier. Donde quiera que mires hay verde. Todo lleno de plantitas y arbustos...

Y si, la temperatura era algo más baja...

Pero calor, lo que se dice calor, yo creo que incluso he tenido más que en la ciudad...

Aunque no me explico el porqué... O_ô