En ocasiones veo sexo.

Hay quien presiente el tiempo que va a hacer o quien sabe leer el aura de las personas, yo sin embargo tengo un sexto sentido para el sexo, una especie de radar que me acompaña allá donde voy y es un problema, no os penséis lo contrario, que luego las malas lenguas dicen que estoy todo el día obsesionado y eso no es verdad. ¡Es el maldito radar!. ¡Es por su culpa!. ¡Soy incapaz de controlarlo!.

Todo comenzó cuando yo era un tierno infante, estaba en aquella época en la que jugaba con automóviles de juguete y obviamente les prestaba mucha atención a los coches de verdad, me conocía todas las marcas y me emocionaba cada vez que descubría un modelo nuevo... hasta que lo vi...

(Ass Orgy = Orgía anal)

Esa matrícula me impactó bastante pero como era la primera vez que me pasaba algo así tampoco le di demasiada importancia y seguí con mi vida como si nada.

El caso es que al poco tiempo nos fuimos de excursión a la nieve. Yo estaba emocionado con la idea de aprender a esquiar, de montarme en un trineo, de subirme en el telesilla... aunque no pensaba que lo del telesilla iba a ser de esa manera...

(Lo de ser porculizado por un telesilla no lo había oído nunca... Ô_o)

Ya ahí comencé a pensar que me ocurría algo fuera de lo normal. Algo que terminó por confirmarse el día que visité la empresa en la que trabajaba mi tío al fijarme en su logotipo.

(El diseñador se ha lucido a base de bien XD)

Mis padres se dieron cuenta de que lo estaba pasando mal. No sabían qué hacer conmigo así que, intentando calmarme y con la esperanza de que la sonrisa volviera a mi cara, me regalaron un perrito al que llamé 'Pulgas'. Un animal precioso, cariñoso y de buen carácter que logró hacerme olvidar mi enfermedad... al menos en un primer momento.

Ahora, sintiéndolo mucho, creo que voy a tener que cambiar de mascota...

(Pulgas comiéndole la galleta a Teddy, el osito de peluche O_O)