(El Gran Hermano vigila)
Ayer uno de los estudiantes estos que me tienen secuestrao se fue a comprar unas deportivas. Quería algo cómodo para ir descansado por la vida y eso le pareció cuando las compró. Pura comodidad. Y todo emocionao vino a casa a enseñárnoslas. Claro que, de repente, sin pedir permiso ni nada, las deportivas empezaron ellas solitas, a replegarse sobre si mismas y a contorsionarse
como una gimnasta soviética teniendo un orgasmo mientras hace un ejercicio de anillas, hasta convertirse en un robot en miniatura.
Cosssssa más extraña, oye.
Yo me quedé absorto mirando el fenómeno que se acababa de producir ante mis ojos y el curioso robotejo, aprovechando el desconcierto general, se puso a soltar no se qué peroratas sobre los
Autobots y los
Decepticons que me dejaron flipando. Más todavía.
Lo cierto es que el estudiante hizo una excelente compra. El robot barre, friega, tiende la colada y le salen unos macarrones con tomate riquísimos.
Otro al que secuestran.
(Las tengo baratas oigaaaa... Zapatillas a buen precio señoraaa...)
Lo que no inventen los japoneses...